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14,73 €La duda nos asalta. El gran fresco crÃstico de un proyecto común capaz de unificar la historia humana y el devenir cósmico, reconciliar al judaÃsmo y al cristianismo, llevando a buen término la convergencia de las religiones, parece ilusorio. Jesús, arrebatado por Dios a la muerte, no ha hecho realidad el sueño profético evocado en los himnos de las epÃstolas de la cautividad. El don de su EspÃritu no ha eliminado las fracturas, de modo que las divisiones siguen activas y degeneran a menudo en hostilidad.
¿Acaso debemos desterrar de nuestro mundo la utopÃa de la unidad? Pero lo cierto es que dicha utopÃa es lo que mueve al ecumenismo, incita al debate con el judaÃsmo y acelera el diálogo interreligioso: no es, pues, algo inerte.
¿Habrá que renunciar al sentido global de la historia, que, de hecho, ha dinamizado la cultura occidental, demostrando su importancia? ¿Habrá que abandonar la intuición de una dirección única de la evolución universal? ¿No será la utopÃa de la unidad más que belleza vana o ficción necesaria para conjurar la desesperanza? ¿Es razonable, en este mundo de dispersión y violencia, reconocerle a Cristo resucitado la voluntad de unificar lo que no deja de fragmentarse? ¿No significará eso atribuirle un deseo prematuro?
Hay otro camino posible: asumir de manera positiva la división. Si los fragmentos que constituyen nuestro mundo fueran eliminados, la unidad serÃa cruel y totalitaria, pues no permitirÃa reconocer la libre singularidad de éstos ni explotar su riqueza. El cristiano cree en la ejecución de una sinfonÃa final cuya partitura ignora, aunque sospecha que aún no ha sido escrita. Pero algunos indicios permiten adivinar su grandiosidad.
CRSITIAN DUQUOC, religioso dominico, ha sido durante mucho tiempo profesor de la facultad de TeologÃa de la Universidad Católica de Lyon y director de Lumière et Vie. Entre sus últimas obras se cuentan: Jésus, homme libre(numerosas ediciones), Dieu différent (1999), "Creo en la Iglesia" (Sal Terrae, 2001) y Cristianismo: memoria para el futuro (Sal Terrae, 2003)