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7,60 €El primer beso fue en un pasillo escasamente iluminado de la mansión de Edwin Hastings. Louisa no lo vio venirà Claro que era imposible que Anthony Stalbridge albergara intenciones románticas: el beso sólo supuso una medida desesperada para evitar que el guardia los descubriera donde no debÃan estar. Lo único que ambos intrusos tenÃan en común era su interés por los asuntos privados del señor Hastings, un hombre poderoso de quien sospechaban que albergaba terribles secretos...