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19,00 €Aunque los fundadores de la Revolución cientÃfica fueron un grupo de pensadores sinceramente creyentes, en el siglo XVIII se inició un proceso de alejamiento entre religión y ciencia, interpretado por algunos como un enfrentamiento inevitable en el que aquélla serÃa superada por el inmenso poder de ésta. Fruto de una exaltación del reduccionismo cientÃfico es la honda fractura que sufre la cultura contemporánea entre quienes pretenden rebajar el papel de la razón y quienes aspiran a revivir con exactitud la pureza de los primeros ideales ilustrados. Sin embargo, en contra de un estereotipo muy extendido, muchos cientÃficos siguieron sintiendo la seducción del enigma de Dios, reflexionando sobre él hasta el punto de elaborar sistemas muy personales de creencias, movidos por el asombro que en ellos producÃan las leyes de la naturaleza.
Este libro analiza las posturas que mantuvieron ante la idea de Dios y la trascendencia un número de grandes cientÃficos como Faraday, Maxwell, Darwin, Einstein, Planck, Monod, Feynman o Hawking, entre otros. Partiendo de sus testimonios, es posible revisar el problema de las relaciones entre ciencia y religión para conciliar dos necesidades acuciantes: mantener a la razón como un elemento imprescindible para conocer el mundo y resolver sus graves problemas, por un lado, y no olvidarse nunca del sujeto en aras de la objetividad, por el otro.