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16,53 €Cuando John Dewey publicó este libro, en 1927, contaba casi con setenta años. Para entonces, el "sueño americano" seguÃa vivo, pero a sus ojos el malestar de la cultura estadounidense ya empezaba a manifestar sÃntomas preocupantes. Tal vez por eso, esta obra, probablemente una de las mejores que escribió, sea uno de los grandes diagnósticos de la crisis de legitimación de la primera gran sociedad capitalista y, más en particular, una enérgica defensa de la democracia popular justo cuando el capitalismo descubrÃa en los bienes de consumo y en los medios de comunicación de masas una nueva y poderosa forma de control. Dewey no separaba tajantemente opinión y conocimiento, hábito y pensamiento. Para él, la opinión no era sólo el reino de los prejuicios, las impresiones vagas, los lugares comunes, las emociones fáciles. El conocimiento requerido por el público no consistÃa en adquirir un punto de vista objetivo, externo, neutral, sino en generar un clima de debate donde las opiniones y creencias pudieran ponerse a prueba. TenÃa claro que ni la polÃtica deliberativa podÃa dirigirse como una investigación cientÃfica, ni la opinión pública informada podÃa ser una comunidad de expertos. De igual modo que idealmente la ciencia no se regÃa por la autoridad, la democracia tampoco dependÃa de instituciones consagradas, de expertos o del aparato del Estado, sino de una vida pública activa, fruto de una colaboración libre y voluntaria, animada más por el deseo de compartir y mejorar una buena idea que por el de monopolizarla. Dewey fue un enemigo de las burocracias rÃgidas y de la centralización, pero también le alarmaba el desgaste de las viejas tradiciones democráticas, incapaces de adaptarse a los nuevos tiempos. (Ramón del Castillo Santos. De su Estudio Preliminar)