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4,14 €IndÃculo de sombras cierra un ciclo poético de carácter confesional con un cauto -y hastiado también-, ocultamiento del sujeto tras el remedo de formas clásicas, o propias más bien de otros. Todo el desgarramiento y la desesperanza que aún puede expresarse en este ámbito marginal y desacreditado de la poesÃa -donde aún es permitido decir lo que en prosa pasarÃa por excesivamente quejicoso o falto de contención- quedó ya dicho en Paciencia del destino y en Despojos. Hay en estos dos libros un predominio tácito de las tres estrofas habitualmente consideradas como propiamente españolas, la lira, el romance y la copla manriqueña, coincidiendo el contenido con estas formas de por , sà dolientes e inflamadas. El IndÃculo de sombras, en cambio, domina la parodia poética, donde se aloja el intento de una poesÃa de lucha -gnómica, más que panfletaria-, que pretende arrojar al sujeto productor a su lugar real: el de la inseguridad entre el remedo crÃtico y la forma impostada. Tal vez lo que a continuación de este ciclo venga sea el silencio poético, o simplemente el recomienzo de un ciclo tan redundante como éste: si una función puede tener aún la poesÃa en estos dÃas, es la de hacer patente que el individuo hablante -y más el escribiente- está hecho de repeticiones de ritmos y obsesiones temáticas.