AA.VV
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22,80 €La figura del diablo ha estado presente en la cultura popular desde tiempo inmemorial y su representación en el arte románico pone de manifiesto el interés o preocupación que su horripilante imagen despertaba en las gentes del medievo. Para el hombre de aquella época la existencia del demonio era tan real como la vida misma y sus acciones entraban de lleno en el ámbito de lo cotidiano. En unas ocasiones sus malas artes provocaban el rechazo ante el futuro destino del alma en el más allá, mientras que en otras su presencia era requerida mediante conjuros, hechizos y otras facetas de la nigromancia. La morada infernal cobró también un interés especial, pues a la inquietud que suponÃa el miedo a una condena eterna, se añadÃan los propios suplicios que se aplicaban en dicho lugar. Se creo asà un submundo demonÃaco en el que Satán y su caterva de demonios atormentaban
con toda clase de tropelÃas a los desdichados que caÃan en sus garras. Para contrarrestar el poder de estas acciones negativas el hombre medieval se proveyó de eficaces antÃdotos materializados en amuletos, talismanes y otros artefactos.
En este libro se tratará de enmarcar estas imágenes demoniacas en las coordenadas ideológicas en las que fueron creadas, tanto en lo referente al pensamiento eclesiástico como a la mentalidad del hombre de aquella época.